viernes, 8 de mayo de 2015

"Autorreferencialidad", enfermedad grave


"La atoreferencialidad es una enfermedad muy pesada"

ha dicho el Cardenal Joâo Braz de Aviz en la presentación de su biografía, “De las periferias del mundo al Vaticano”, el purpurado brasileño señala que "no hay lugar para una Iglesia de clases y castas".
Dom Joâo (así, sencillamente, como le gusta que le llamen) ha sido presentado por el sacerdote y periodista Manuel María Bru, presidente de la Fundación Crónica Blanca, y el coloquio posterior ha sido moderado por el padre Fernando Prado, director de Publicaciones Claretianas.
Su viaje a España incluía una ponencia en la clausura del congreso del INSTITUTO TEOLÓGICO DE VIDA RELIGIOSA DE EUSKAL HERRIA, celebrado en Vitoria con ocasión del 25º aniversario de su fundación, documento que, personalmente, tuve el honor de traducírsela al castellano (Joaquín Martínez vega OMI).


Madrid, (ZENIT.org)  El Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid (ITVR) y la editorial Publicaciones Claretianas han organizado este miércoles por la tarde un encuentro con el prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, cardenal João Braz de Aviz, con motivo de la presentación de su biografía, “De las periferias del mundo al Vaticano”.
En su intervención sin papeles, ante miembros de una cincuentena de ordenes religiosas y varios amigos del Movimiento de los Focolares, el purpurado brasileño ha pedido “crecer en humanidad” y “ser normales”. “Las cosas normales son las que nos sirven. Reconocer que somos pecadores, como dice el papa Francisco, pero no corruptos. Y que, pese a todo, Dios nos ama muchísimo”, ha subrayado.
También ha advertido que “no hay espacio para una doble vida, hacer una cosa y decir otra. No porque sea pecado o un error, sino porque tenemos que ofrecer constantemente un testimonio claro de lo que somos”. “Nuestro rostro --ha proseguido-- tiene que decir si somos felices o no”. “Este es un desafío muy interesante”, ha reconocido.
A continuación, el cardenal Braz de Aviz ha indicado otra de las claves de la vida cristiana hoy: “Hay que respetar profundamente la diversidad. La diversidad es buena. La uniformidad es una enfermedad”. En este sentido, ha recordado que para el Santo Padre “el poliedro, y no la esfera, es la mejor figura para hablar de la diversidad, porque no esconde las diferencias”. “No tenemos que trasformar al otro, sino amar al otro en la diversidad”, ha insistido.
Preguntado por ZENIT, ha explicado que “la autorreferencialidad es una enfermedad muy pesada, porque queremos transformar a los otros en nosotros. Esto no va. Hay que caminar en la dirección contraria e ir al encuentro de las personas”. “Hay una observación del Papa muy interesante. Él dice que si nosotros no vamos a la periferia, Dios no entra en nosotros. Si nosotros somos el centro, Dios no puede entrar. Si somos arrogantes, no hay experiencia de Dios, sólo hablaríamos de nosotros mismos”, ha asegurado.
Por otra parte, el prefecto vaticano ha destacado que “la reforma que quiere hacer Francisco es irreversible”. “Debemos hacerla todos juntos, porque la Iglesia somos todos los cristianos”, ha recordado. “Tenemos que vivir esta experiencia juntos. Solos no somos capaces de hacer nada”. “Lo tenemos que hacer con el hermano, con los otros”. “Hay que caminar juntos”, ha exhortado.

Finalmente, ha incidido en que “no hay lugar para una Iglesia de clases y castas”. “Todavía tenemos una Iglesia dividida en clases”, ha lamentado. Y sobre los laicos ha dicho que “no son proletarios del espíritu. No es verdad... Son bautizados, tienen a Cristo dentro de sí, su don. La vocación cristiana es vivir con todos”.   Iván de Vargas 

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